
ºº
El padre creía que el niño se parecía a él, y éste era el motivo por el cual lo consideraba predilecto entre sus 18 hijos. Los Carême siempre pasaban hambre. Las querellas familiares y las multas de la policía eran el pan de cada día..."
ºº
Así es como inicia la historia de uno de los más grandes cocineros de Francia y de toda la historia. Antonio Carême fue abandonado por su padre a la edad de 9 años, pero muy pronto fue adoptado por un hostelero que se dedicaba a preparar comidas baratas. Durante 6 largos años vivió en casa de aquel buen hombre, hasta que a los 15 años de edad empezó su aprendizaje en la confitería Bailly, allí su talento innato pudo desarrollarse rápidamente de tal manera que solo 2 años después era de los más apreciados operarios.
ºº
Carême era visitante asiduo de la Biblioteca gracias al celo profesional de esa época y cuando en algún palacio ilustre de la capital se celebraba alguna fiesta, él acudía como extra y exponía sus ejemplares pieces montees (montajes). Poco a poco comenzó a ganar enemigos, quienes reprochaban que su éxito se debía a que leía demasiado (aunque todos tenían acceso a la biblioteca... envidiosos).
Carême se hizo independiente y hasta el año de 1813 fue propietario de una confitería con numerosa clientela en la Rue de la Paix, donde perfeccionó su técnica y donde empezó a adquirir una notablísima biblioteca compuesa por libros de su profesión. Hacia el final de esa época, Carême comenzó su actividad como escritor de temas profesionales a pesar de que era un hombre que carecía prácticamente de toda instrucción.
ºº
Trabajó en la cocina de las Tullerías, en el Hôtel de Ville, en el palacio de Talleyrand e incluso en el Elíseo. Allí conoció a un hombre que a excepción de monsieur Bailly estimó como a ningun otro. Se trataba del jefe de cocina Laquipièrre. Este acompañó a Murat durante la campaña Rusa y murió congelado.
ºº
En 1816 llegó a ser jefe de cocina del entonces regente Jorge IV en Inglaterra, pero el clima nostálgico de este país lo hizo volver al cabo de 8 meses a París. También fue jefe de cocina del embajador de Inglaterra en Viena, Lord Stewart y después trabajó bajo el mismo puesto en el palacio imperial de Rusia para el zar Alejandro, pero dentro del palacio la desconfianza y la indiscreción de los miembros de la corte obligaron a Carême a volver a Francia en 1819. En la última etapa de su carrera trabajó en casa de los Rothschild en París durante 6 años.

En 1829 se retiró definitivamente . En su modesta casa dictaba a su hija su última obra "La cuisine française au XIX siécle" . Los últimos meses de su vida tuvo que guardar cama y subsistía de los exquisitos platillos que sus amigos y discípulos le llevaban. En enero de 1833, un antiguo amigo suyo le llevó un plato de albóndigas de lenguado(una especie de peces), que a su parecer no eran tan buenas. Cuando le explicaba la forma correcta de hacerlas murió.
ºº
Antonio Carême es recordado como el mejor cocinero de Europa, además de inteligente y culto. En 1894 se le dedicó una calle en París.
ºº
Para terminar este post, quisiera citar una frase de este cocinero, la cual nos demuestra que el mundo gastrómico no a cambiado mucho en 100 años:
"Para todo anfitrión es una vergüenza que en la mesa se pregunten detalles sobre un plato que aquél desconoce".
Kiss Kiss
El padre creía que el niño se parecía a él, y éste era el motivo por el cual lo consideraba predilecto entre sus 18 hijos. Los Carême siempre pasaban hambre. Las querellas familiares y las multas de la policía eran el pan de cada día..."
ºº
Así es como inicia la historia de uno de los más grandes cocineros de Francia y de toda la historia. Antonio Carême fue abandonado por su padre a la edad de 9 años, pero muy pronto fue adoptado por un hostelero que se dedicaba a preparar comidas baratas. Durante 6 largos años vivió en casa de aquel buen hombre, hasta que a los 15 años de edad empezó su aprendizaje en la confitería Bailly, allí su talento innato pudo desarrollarse rápidamente de tal manera que solo 2 años después era de los más apreciados operarios.
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Carême era visitante asiduo de la Biblioteca gracias al celo profesional de esa época y cuando en algún palacio ilustre de la capital se celebraba alguna fiesta, él acudía como extra y exponía sus ejemplares pieces montees (montajes). Poco a poco comenzó a ganar enemigos, quienes reprochaban que su éxito se debía a que leía demasiado (aunque todos tenían acceso a la biblioteca... envidiosos).
Carême se hizo independiente y hasta el año de 1813 fue propietario de una confitería con numerosa clientela en la Rue de la Paix, donde perfeccionó su técnica y donde empezó a adquirir una notablísima biblioteca compuesa por libros de su profesión. Hacia el final de esa época, Carême comenzó su actividad como escritor de temas profesionales a pesar de que era un hombre que carecía prácticamente de toda instrucción.
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Trabajó en la cocina de las Tullerías, en el Hôtel de Ville, en el palacio de Talleyrand e incluso en el Elíseo. Allí conoció a un hombre que a excepción de monsieur Bailly estimó como a ningun otro. Se trataba del jefe de cocina Laquipièrre. Este acompañó a Murat durante la campaña Rusa y murió congelado.
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En 1816 llegó a ser jefe de cocina del entonces regente Jorge IV en Inglaterra, pero el clima nostálgico de este país lo hizo volver al cabo de 8 meses a París. También fue jefe de cocina del embajador de Inglaterra en Viena, Lord Stewart y después trabajó bajo el mismo puesto en el palacio imperial de Rusia para el zar Alejandro, pero dentro del palacio la desconfianza y la indiscreción de los miembros de la corte obligaron a Carême a volver a Francia en 1819. En la última etapa de su carrera trabajó en casa de los Rothschild en París durante 6 años.

En 1829 se retiró definitivamente . En su modesta casa dictaba a su hija su última obra "La cuisine française au XIX siécle" . Los últimos meses de su vida tuvo que guardar cama y subsistía de los exquisitos platillos que sus amigos y discípulos le llevaban. En enero de 1833, un antiguo amigo suyo le llevó un plato de albóndigas de lenguado(una especie de peces), que a su parecer no eran tan buenas. Cuando le explicaba la forma correcta de hacerlas murió.
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Antonio Carême es recordado como el mejor cocinero de Europa, además de inteligente y culto. En 1894 se le dedicó una calle en París.
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Para terminar este post, quisiera citar una frase de este cocinero, la cual nos demuestra que el mundo gastrómico no a cambiado mucho en 100 años:
"Para todo anfitrión es una vergüenza que en la mesa se pregunten detalles sobre un plato que aquél desconoce".
Kiss Kiss
3 comentarios:
Wow, que interesante post, lo lei sin detenerme, la verdad me gustó mucho.
A huevo, veran es parte del mismo nombre "Antonio", es comun que seamos melómanos las personas llamadas asi jojojojo... me fascino!!! pero no te habia podido comantar! ando con la cabeza asi---> dubi*... pero te quiero muchoooo ya te dije de que hagas el sig post, todos son increibles, la otra vez leia el de los nacos ajajajajaj, no mames comot e extraño escuincla!, un beso (en el cachete) y un abrazo!..
Toño
Trabajó para Talleyrand y conoció al cocinero de Murat. . . Me extraña que Napoleón no lo haya obligado a servirle.
¡Que post tan disfrutable! Disculpa por tardar tanto por haber comentado en el pero me gustó mucho.
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